En la actualidad existe una gama importante de modelos de análisis fílmicos, teniendo como aspecto común la recurrencia a los elementos formales del texto fílmico: sonoros, visuales y sintácticos, semánticos, semióticos.
Para comenzar, un análisis fílmico parte de las preferencias de un investigador y desde disciplinas diferentes (sociología, educación, antropología, psicología por ejemplo). Estos dos puntos de partida no suprimen el uso de métodos y metodologías. Es más, ambos deben estar presentes. Se reconoce que es necesario saber de la estética cinematográfica, además de poseer una cultura que le permita abordar el objeto. No se niega que un cinéfilo pueda ser un ente que analiza el filme, pero si se empaña, únicamente, con el disfrute, no puede lograrlo.
En segundo lugar, el punto de partida da cuenta de uno de los elementos de la poética fílmica -llámese retórica, pragmática o estética-. La poética fílmica es “el estudio general de la construcción de los textos cinematográficos. Es decir, la disciplina integradora de las demás aproximaciones: la Narrativa, la Retórica, la Pragmática y la Estética Fílmica” (Rojas, 2005, p. 5). De modo que cuando leemos una “crítica” en algún periódico venezolano o en webs nacionales, que nos indica el qué (la historia) solo muestra una parte de la narrativa fílmica.
Entonces, un análisis se distancia de: la arbitrariedad del investigador en cuanto a hacer lo que le parezca, centrarse en uno o dos de los aspectos que integran la poética fílmica, los vicios en cuanto al tratamiento, entre ellos el desdeño a lo que el mismo texto da, el empeño por hacer crítica, y, el abordaje teórico a una película.
Un análisis fílmico es siempre la consecuencia de un encargo. Desde cualquier perspectiva que se aborde el análisis fílmico, casi todos los planteamientos teóricos coinciden en que siempre habrá de darse una doble tarea: descomponer el film en sus elementos constituyentes y establecer relaciones entre tales elementos para comprender y explicar los mecanismos que les permiten constituir un todo.
La crítica, en definitiva, expone un juicio de valor más o menos razonado sobre la calidad estética o artística, pero también moral o ética, de determinada película, con vistas a facilitar al espectador una hoja de ruta o itinerario modélico que le permita desenvolverse con criterio selectivo y cierta garantía de goce en el marasmo de una oferta audiovisual materialmente inabarcable. El crítico, en suma, sale a la palestra de la opinión pública (lo que quiere decir que su target o público objetivo es mucho más amplio y generalista que el del historiador y el analista fílmico) arrogándose el papel de implacable fiscal del buen gusto.
La crítica es una reflexión sobre los componentes de una obra audiovisual que pondera su valor y tiene como resultado un juicio estético sobre el conjunto, y que se ofrece al lector como pauta para la contemplación y la interpretación de la obra. Desde la cualificación académica ‑conocimiento de historia y estética del cine‑ y la consideración artística del texto audiovisual, pero también desde la independencia de criterio, la subjetividad y el riesgo inherente a todo juicio, es preciso dignificar la crítica como uno de los momentos esenciales de la percepción estética.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario